Hoy en día, entre las situaciones de carácter general que afronta la Humanidad, de enorme proyección de futuro e importantísima repercusión en sus posibilidades de desarrollo, se encuentra la profunda crisis en el campo de la energía, avizorada ya en los mediados del siglo pasado, ahondada en el último cuarto y con un pujante avance en lo que va de la centuria en curso. Esta situación de crisis se agudizada constantemente en función de dos parámetros principales.