Los suelos compresibles de baja capacidad portante, tan abundantes en nuestro país, representan un grave problema para la ingeniería civil, no sólo durante el proceso de construcción de terraplenes y taludes, sino a lo largo de toda su vida útil.
Procesos y soluciones constructivas tales como el uso de pilotes; drenaje del subsuelo, sustitución parcial o total del suelo existente, procesos graduales de sobrecargas, drenaje vertical, etc., son habitualmente considerados para solucionar esta clase de problemas, no siempre con los mejores resultados.
Una alternativa a esta clase de soluciones constructivas, es aplicar la técnica de Geofoam ® que consiste en el reemplazo del material de baja capacidad de soporte por otro de mejores características mecánicas y cuyo peso sea notablemente inferior al del material tradicional, como lo es el uso de bloques de Espumaplast®, conformando así un terraplén liviano.
Al construir una carretera sobre un terreno de escasa resistencia, hay que tener en cuenta, ante todo, el hecho de que toda carga deforma las capas blandas del suelo, tanto más cuanto más pesada sea la carga. Según el espesor de estas capas blandas, el proceso de deformación se puede prolongar durante años. La escasa resistencia al esfuerzo cortante de este tipo de suelo implica, además, la necesidad de evitar en lo posible las cargas concentradas, pues de lo contrario estas capas pueden llegar a desplazarse lateralmente.
Para construir una estructura que sufra un mínimo hundimiento en un terreno en malas condiciones, es preciso que prácticamente no se aplique ninguna carga adicional, es decir, que el peso del material utilizado para el terraplén sea extremadamente reducido, como ocurre por ejemplo si se utilizan bloques de Espumaplast ® como material de relleno.
Este método constructivo denominado Geofoam ®, se basa en equilibrar las cargas del terraplén, reemplazando el material de relleno muy pesado por bloques de Espumaplast® procurando que sea únicamente el peso de la estructura de pavimento lo que actúe sobre el terreno blando.
La estructura se compone generalmente de capas de Espumaplast ® de 50 cm de espesor, intercaladas eventualmente con losas rígidas de hormigón armado, según el cálculo de ingeniería pertinente.